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Publicado por en Sep 23, 2017 en Destacado, Eventos, Restaurantes | 0 comentarios

La Cabrera en Mendoza

La Cabrera en Mendoza

En Casa del Visitante (Bodega Santa Julia de Familia Zuccardi) tienen la linda costumbre de invitar a cocineros reconocidos para ofrecer cenas y generar una experiencia destinada al disfrute de los mendocinos.

Los anfitriones Sebastián Zuccardi y Ana Amitrano, junto al pastelero Osvaldo Gross y el chef Gastón Riveira.

Ya he podido vivenciar en este lugar un poquito del restaurante La Mar cuando la visita fue del chef Anthony Vázquez, y también disfruté de la cocina de Fernando Trocca hace un par de años, y la de Juliana López May con clase de cocina incluida (por mencionar algunos). Las presencia de estas celebrties ya se ha convertido en una linda costumbre.

En esta oportunidad, el chef Gastón Riveira del galardonado restaurante La Cabrera (#7 de Argentina en el ranking de lista «50Best») cocinó para una gran audiencia. Lo acompañó el pastelero Osvaldo Gross, con los postres y los petit fours. Este tipo de encuentro es una gran oportunidad  para quien no ha podido viajar y comprobar por si mismo el placer que produce una comida en La Cabrera.

La cena fua una réplica muy similar a lo que se vive en el famoso restaurante. Claro, el ambiente no es el mismo, pero el menú fue Miy similar, en  cantidad y calidad. Suculento y variado serían los calificativos más acertados. Es típico la gran cantidad de acompañamientos que se ofrecen en modalidad «a demanda». Creo que si bien las carnes tan bien posicionadas y «deseadas» por los comensales  son la estrella del menú, estos toppings agregan diversión y diversidad completando el conjunto. 

Lo primero que llega a la mesa es una panera y diferentes cazuelitas: chimichurri, alioli, pesto de cilantro, cherries con ajo,  palta, huevo y cebolla morada.

Luego unas empanadas, tremendas, jugosas. Para los aplausos.

La entrada fueron tres quesos a la chapa, con semillas y salsa criolla. Acompañó un Zuccardi Q Chardonnay.

Luego llegó el plato principal, un ojo de bife para comer con verduritas asadas, cebollas confitadas, huevo revuelto y  papas.  Acompaño un Concreto, y un Zuccardi Zeta.

¿El postre? Una bomba de chocolate en diferentes texturas, con peras y manzanas, yuzu y oliva. Acompañó un Malamado malbec.

Para finalizar, un café, y unos exquisitos petit fours: financier de almendras y oliva, un bombón de chocolate y malbec, otro de chocolate blanco y tonka, y también uno con chocolate y castañas de cajú.

 

Una noche de disfrute, especial para quienes prefieren una cocina abundante y de calidad. Y sin desmerecer, para quienes eligen ir a lo «seguro»,  lo conocido y tradicional.

 

Por @aliciasistero. ¡Seguime en Twitter!

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