Crítica a Bruselas
Lo ideal es visitar al menos tres veces un restaurante antes de hacer una nota de crítica gastronómica. A veces supero ese número, y otras hago un par de visitas solamente, depende del precio de la cuenta y la distancia que tenga que trasladarme. Esta vez fui tres veces. Eso me permite tener una visión más global, con menos probabilidades de que mi experiencia (buena o mala) no haya sido una casualidad, sino una constante. También ir reiteradas veces a los locales me da la posibilidad de probar varios platos que en una sola visita no podría, y ver cómo funciona en diferentes horarios y ante distintas situaciones de consumo (en este caso fui 2 a cenar y 1 a almorzar). También aprovecho aquellas ocasiones en que me invitan a algún evento porque presentan la nueva carta o estrenan chef, todo suma para ver el panorama completo.
Bruselas está ubicado en donde estaba María Antonieta, sobre calle Belgrano casi Sarmiento, próximo al hotel Diplomatic. No esperen encontrar lo mismo, por favor. Otros propietarios y cocineros, otro estilo de cocina. Solo quedó el salón (pero redecorado completamente), los azulejos blancos, las mesas de mármol, la cocina a la vista y las mesitas en la vereda. La propuesta gastronómica es otra, no se esfuercen en encontrar similitudes… (¡aunque burrata y kale hay!)
Apenas llegamos nos ubicaron en una mesa para dos, que tal cual indica el protocolo por COVID no estaba “puesta”, es decir que armaron con manteles individuales descartables, alcohol en gel, cubiertos en sobre plástico, y servilletas al momento de sentarnos. Las sillas tienen almohadones, lo que las hacen más confortables. Eso sí, no habían ganchitos para colgar la cartera, y tampoco una silla adicional para dejarla, así que pedí una de otra mesa que no usaban.
Lo primero que nos ofreció la moza, mientras decidíamos qué pedíamos, fueron las bebidas. Pedimos agua sin gas y nos dedicamos a mirar la carta online.
La moza llegó con unos bollitos de pan tibio integral (exactamente tres, poquito para dos personas) en un coqueto bowl de cerámica, y una alcuza con oliva virgen extra de Zuelo.
La carta tiene muchos platos tentadores. Recomiendo que miren “las raciones” y se armen una tapeo a gusto (hay solo 4 principales en $1.100*: ojo de bife, salmón, pollo y falafel). También ofrecen sándwiches, bowls (ensaladas) y algunas opciones para brunchs.
Lo que pedimos
Dos entradas o “raciones” y un bowl para compartir. Nos trajeron platitos individuales en los que fuimos sirviéndonos un poquito de cada cosa.
Ñoquis de papa rellenos de queso, a la chapa con hongos y kale (col rizada). Con la superficie crocante (por contacto con la chapa). También venían unos chips de papas. ($450*)
Albóndigas de pescado con kale a la chapa, y con una exquisita e intensa crema de limón. Este plato no necesitó sal extra ni ningún tipo de retoque de sabor, estaba delicioso. ($450*)
Un “bowl”(ensalada) de salmón con hojas verdes, tomates confitados, palta, huevo a baja temperatura, papines, castañas, semillas de girasol crocantes, y alcaparras. Abundante y sabroso, con un aderezo equilibrado y con un toque ácido. ($850*)
Los postres
Pionono a la plancha tibio con chocolate blanco, almendras y helado de coco. También tenía una salsa ácida de frutos rojos. Suculento, dulce, crocante, acaramelado. Una bomba. Lo recuerdo, y quiero más, y más! ($450*)
Y frutas asadas tibias (durazno, ciruela, naranja y arándanos) con helado de mascarpone y garrapiñada, con semillitas de sésamo.
Consulté por vino por copa, y tenían de Tomero de Bodega Vistalba, un tinto, un blanco y un rosado, Opté por el rosado, para acompañar la diversidad de platitos que pedimos ($350*). Las copas son de cristal, y los vasos de agua son los labrados que suelen usarse para whisky. ($450*)
Pulgar para arriba
- Abre todos los días
- Usan productos de calidad y saludables: semillas, integrales y algunos orgánicos.
- Servicio amable (y mayormente eficiente). La camarera (Belén) estaba sumamente informada, nos explicó y describió cada cosa que trajo a la mesa. Y lo que le preguntamos y no sabía, lo averiguó en la cocina para poder respondernos. Además, simpatiquísima. Un diez.
- Carta completa, variada, tentadora
- Vajilla de cerámica de calidad, muy estética, y con palabras “positivas” como “reír”, “conectar” o “disfrutar”.
- La decoración
- Baños impecables
Lo que más me gustó
- La comida: rica, sana, de calidad.
Pulgar para abajo
- No se puede desayunar temprano (abre a las 9 AM)
- Un vaso del agua tenía olor a humedad, estaba mal fajinado.
- El flan vegano, desabrido.
- Uno de los días que fui a almorzar l servicio se vio desbordado, faltó personal para atender la cantidad de comensales que había. Y el punto de la carne (ojo de bife) no salió como lo pedimos.
- Demasiado kale para mi gusto, se repitió como acompañamiento en varios platos.
Lo que menos me gustó
- Salimos con la ropa impregnada de olor a comida, suele suceder en restaurante con la cocina abierta al salón (siempre el tiraje fue deficiente en ese local y continúa siéndolo). Recomiendo comer en la vereda, mientras el clima lo permita.
En total la cuenta sumó $3.260* con 3 platos (2 raciones y 1 principal), 2 postres, agua y copa de vino.
Este restaurante es ideal para los que nos quejábamos de que faltan lugares con comida saludable y rica. Platos abundantes, livianos, bien presentados, con productos de calidad, y en los que podemos confiar porque sabemos lo que estamos comiendo, digamos que son un digno referente de la llamada «comfort food».
Solo pido una cosa… ¡que mantengan la calidad de la cocina y servicio por favor! Me encantó, y volveré siempre que pueda.
Bruselas
- Dirección: Belgrano 1069
- Horarios: todos los días 9 AM a 1 AM (corrido todo el día)
- Comidas: desayunos, brunch, almuerzos, meriendas y cenas
- Whatsapp reservas: +54 9 2615 91-8525
- Mesas al aire libre
- Todos los medios de pago
- Vino por copa
*Precios febrero 2021
Los restaurantes, bares y demás negocios gastronómicos no pagan por aparecer en esta sección de Food Lovers. Esta CRÍTICA GASTRONÓMICA fue realizada por la periodista Alicia Sisteró, editora de Food Lovers, para Food Lovers MDZol, quien asistió al local sin presentarse como periodista, y pagó la cuenta.
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