Los malvados (y garroneros) críticos gastronómicos
He leído y oído opiniones tan diversas y encontradas sobre el tema, que siento la necesidad de dar a conocer mi punto de vista al respecto, y contarle a mis lectores cómo es mi modo de trabajar. Si bien «soy nuevita» en esto, tengo muy clara posición. Los periodistas gastronómicos, a veces mal englobados en la denominación de críticos, gozan en general de mala fama. Todos imaginan que Antón Ego, el crítico malvado del film Ratatouille, con el poder de su pluma puede hacer exitoso o llevar a la ruina a un restaurante. Eso es en parte cierto, muchos críticos tienen el poder y lo mal utilizan. Pero no todos los críticos son viles y garroneros. Porque otra de las perlitas que se nos atribuye es que vamos de un lugar a otro comiendo gratis, lo cual no siempre ocurre. Yo cuento con un presupuesto del medio para el que escribo que me permite pagar las cuentas de los restaurantes que visito para hacer crítica desde hace ya dos...
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