12 tips para pasarla bien en un restaurante
Si querés que tu experiencia sea de lo mejor, implementá estos consejos que te ayudarán a disfrutar en vez de sufrir.
A veces salís a comer para celebrar algo importante, o tal vez tenés un almuerzo rápido de trabajo, pero sea cual sea el motivo seguramente querés pasarlo bien, y también querés que los que te acompañan tengan un buen momento.
En ocasiones te va mal porque la comida no es rica, se demoraron, el mozo no te presta atención o te trajeron un plato diferente al que habías pedido. Pero más allá de esas contingencias que no podés controlar, podés seguir estos consejos para asegurarte la mejor experiencia posible.
1. Pedí la especialidad de la casa y adecuate al tipo de restaurante
Si vas a una trattoría y pedís asado a las brasas, es muy probable que tu plato no sea tan bueno como cuando vas a una parrillada… ¡mejor pedí spaghettis! O si vas a un bar, no pretendas que te sirvan un plato de alta cocina francesa, porque por más que lo ofrezcan es factible que no sea lo que esperás… ¡mejor una picada o un sándwich! No le pidas peras al olmo.
2. Elegí platos con ingredientes de temporada y locales.
Son más ricos porque las verduras y frutas son más sabrosas y nutritivas, y son más baratos porque hay gran oferta de esos ingredientes, además de tener menos costos de transporte y conservación. Para eso, es ideal estar informado sobre cuáles son los ingredientes de temporada en la zona geográfica donde estés. Por ejemplo en Mendoza podés ver esta página:www.365tentaciones.mendoza.gov.ar Otro dato: generalmente los vegetales de hojas son mejores en otoño-invierno, y las frutas en primavera-verano.
3. Consumí el plato como lo propuso el chef en la carta. Si pedís que le agreguen o saquen ingredientes, es muy probable que estés destinado al fracaso (además de irritar al cocinero que se pasó experimentando para que comas la combinación más rica). Si no te gusta algún ingrediente del plato o no lo podés comer porque sos alérgico, te recomiendo que pidas otra opción “completa”.
4. No pidas vinos donde los exponen en lugares altos o calientes. Una de las normas básicas para conservar las cualidades de un vino, es que hay que protegerlos de la temperatura y la luz, por eso las buenas cavas son generalmente en subsuelos, o climatizadas. Cualquier vino puede arruinarse por las condiciones ambientales. Por eso, no pidas vinos que estén expuestos en un ambiente caliente (cercano a la cocina del restaurante) y mucho menos en lo alto de estanterías (el calor sube).
5. Mirá los detalles de limpieza. Un lector nos contó que cada vez que llega a un restaurante va al baño, y si no le gusta el estado en que está, no se queda a comer. Dicen que como está el baño, está la cocina… Por eso, mirá si las copas están bien fajinadas, si hay migas en el piso, si los vidrios relucen o tienen manos engrasadas, y si el mozo está presentable. Son todos indicativos del estado en que está la cocina y de las costumbres del personal en ese lugar. Si el restaurante no te inspira confianza, pedí los platos más simples que tienen más salida, no te arriesgues a pedir “rarezas” ya que si no las venden diariamente pueden estar en mal estado y podés intoxicarte (o mejor ¡no comas en un lugar así!)
6. Reclamá si el plato no te gusta y preguntá todo lo que necesites saber. A veces por miedo a las represalias que puedan tomar en la cocina con el plato que va de vuelta (más mito que realidad), nos quedamos callados, y con hambre, porque no comunicamos nuestra disconformidad con el plato que vino frío, quemado o desabrido. Reclamá con buen modo, y es probable que te cambien el plato. Además le estás dando la oportunidad a ese cocinero de que revise la calidad y mejore. Por otro lado, si tené dudas sobre nombres de platos o ingredientes desconocidos, no te avergüences y preguntá, el mozo te va a explicar ¡nadie se va a burlar!
7. Pensá cómo vas a pedir el punto de la carne. Más allá de la tendencia gourmet a comer la carne muy jugosa casi cruda, tenés el derecho de pedir el punto de cocción que más te gusta. Pero ¡cuidado! sería bueno que tengas en cuenta que algunos cocineros (off the record) eligen los peores cortes para quienes piden la carne muy cocida, ya que de ese modo se disimula una mala carne. En cambio cuando la carne se pide poco cocida, es difícil disfrazar su calidad, teniendo que usar los mejores cortes. Depende mucho del restaurante por supuesto y de sus precios.
8. Evitá interrupciones. Si te parás para hablar por teléfono, o salís a fumar, es probable que intervengas negativamente en el ritmo con el que salen los platos de la cocina. Es decir, no te quejes si cuando volviste de atender tus tareas el plato está frío, o el mozo lo devolvió a la cocina porque no estabas en tu lugar, o el resto de los comensales te miran con cara larga porque te están esperando. Está comprobado que en las mesas donde se utiliza el celular, la estadía de los comensales es más larga debido a la demora en hacer el pedido.
9. Cuidá la relación con el mozo. Si hay un gran responsable de tu buena o mala experiencia en un restaurante, ese es el mozo. Usar “por favor” y “gracias”, ser amable y escucharlo, son las actitudes indicadas para predisponerlo positivamente. El respeto hacia él, el cocinero y el personal son fundamentales. ¡Pero ojo! No te dejes engatusar para que engorden tu cuenta, o para venderte las sobras del día anterior… Atendé sus consejos pero finalmente pedí lo que te más te guste o te convenza.
10. Revisá la cuenta. Muchas veces vas a corroborar que hay errores, ya sea porque te cobran de más o de menos, porque el mozo se equivocó cuando pasó la comanda, o porque en su sistema figuran precios diferentes a los de la carta. Haya o no mala intención, cuidá tu bolsillo y mirá el detalle. Recordá también mirar bien la carta cuando pedís para evitar futuras sorpresas.
11. No aceptes una mesa que no te gusta. Si te quieren sentar al lado de esa familia con 3 niños que no paran de gritar, o en el rincón al lado del baño, podés decir “no” y buscar otro restaurante. Si aceptás, lo vas a pasar mal y te vas a arrepentir de haberte quedado.
12. Pedí un menú equilibrado. Depende de tus hábitos alimenticios, tu apetito y tus gustos personales, pero lo recomendable es ir “in crescendo”, pedir una entrada suave, un principal un poco más suculento y con sabores más intensos, y si has comido mucho, mejor terminar con un postre liviano. Pensar en el menú globalmente te va a ayudar a quedar satisfecho en todo sentido.
Espero que estos pequeños consejos te sirvan para pasarlo bien cuando salís a comer. Recordá algo… “Hasta el mejor restaurante tiene su mala noche”, a veces ¡solo hay que tener paciencia!
Coincido.