10 consejos para salir a comer con niños
Tener hijos no implica renunciar a los placeres de la vida. En esta nota te dejo algunas sugerencias creativas para que todos lo pasen bien.
Tengo un hijo de 14, y ya hace tiempo actúa como adulto en los restaurantes (pero no siempre fue así). De pequeño no era tan fácil. Y ni hablar cuando salís con varios amigos y sus hijos. Con una pandilla de pícaros e inquietos angelitos se complica más.
A mi me gusta salir a comer y disfrutar de ese hermoso momento, un buen plato, un exquisito vino, y el postre… ¿A quién no? Seguro que a vos también. Y si tenés hijos pequeños es normal que te cueste dejarlos en casa con la niñera, con los abuelos, y poder organizar para salir sin ellos. A veces pasa que salís con los chicos pero se ponen inquietos, no hacen caso, se quieren levantar de la mesa, corretean entre las mesas… y en algunas ocasiones hacen berrinches.
Son varias las situaciones complicadas que pueden darse, por eso te dejo estas sugerencias que quizás te puedan ayudar para disfrutar de las salidas a restaurantes con los pequeños bandidos.
1) Elegí muy bien el restaurante. Preferentemente con espacio de juegos. Y si no, al menos alguno con ambiente familiar. Que tengan sillas altas para niños y menú infantil ya es una buena señal, son kids friendly. Habrán más familias, y en caso de berrinches, llantos o niños hiper activos la mayoría comprenderá. [Prometo preparar un informe con los lugares de Mendoza para salir con niños, muchos me lo han pedido]
2) Cuando hagas la reserva, preguntá si se puede ir con niños. Hay lugares que no, por cuestiones de seguridad o porque prefieren a un público adulto y resguardan su tranquilidad.
3) No fuerces a los chicos a estar en un lugar que no es para ellos, y donde estarán aburridos, disgustados o sobresaltados. Un recital en un bar, un cocktail en un seminario, o una cena con parejas no son situaciones o lugares ideales (ni para ellos, ni para los demás comensales).
4) Los niños son niños. Por lo cual a veces no entienden razones, y no son previsibles. No esperes que actúen como adultos. Eso sí, intentá educarlos para que sean lo más obedientes posible.
5) Si conocés a tus hijos, vas a saber si están cansados, molestos, enfermos evitá salir con ellos en esas situaciones, lo van a pasar mal todos.
6) Elegir una mesa alejada del resto de los comensales es una buena idea. Así no molestarás a tus vecinos si tu hijo se pone a llorar en plena cena. Incomodar a otros te haría sentir mal (si tenés sentido común), y vas a tener que levantarte y salir del salón.
7) Cená temprano. Llegá a las 20:30 o 21 hs. Y si es almuerzo, a las 12 hs. Menos gente, y más personal disponible para vos y tu familia. Si los chicos derraman la gaseosa, allí estará un mozo para ayudarlos. En horas pico es menos eficiente el servicio.
8) Evitá elegir el menú degustación de 120 pasos. Mejor algo más corto y práctico, los chicos no aguantan tanto tiempo!
9) El menú infantil suele ser conveniente ($) pero no en siempre es la mejor opción nutricionalmente. Si conocés los gustos a tu hijo, sería mejor pedir platos normales de la carta y compartir, entre padres e hijos o entre los hermanos. Claro, siempre y cuando no sean muy pesados o picantes. Además de este modo tu hijo irá entrenando el paladar y se convertirá en un gourmet como sus papis.
10) Llevá juguetes, papel, lápices de colores, tablet, ipod, etc. para entretener a tu hijo en la sobremesa. Aunque sabemos que es importante el diálogo y la interacción durante la comida (y rotundamente estoy en contra del celular mientras se come), quizás quieras distenderte un rato después del almuerzo o cena y terminar esa copa de vino que pediste. Ahí es cuando un entretenimiento para los chicos no viene mal, para evitar el conocido -Papá, mamá, cuándo nos vamos???!!!
Espero que te sirvan estos pequeños consejos que recolecté de experiencias de conocidos, y de mi propia vida como mamá.
Recordá: no por tener niños tenés que dejar de lado tus salidas. Al menos no todas.
Y también tené en cuenta, que salir con niños es tu elección, por lo cual lo más justo es que protejas a los demás comensales de gritos, llantos y berrinches que puedan hacer tus hijos.
Por Alicia Sisteró para Food Lovers – MDZ
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